Una de las ciudades universitarias más
antiguas de España sigue manteniendo un espíritu joven y
erudito en un trazado monumental cuajado de iglesias,
palacios, colegios y casas nobles. Esta Cuidad Patrimonio de
la Humanidad y Ciudad Europea de la Cultura en el 2002 se
convierte en el punto de partida perfecto para conocer toda su
provincia. La Ruta Vía de la Plata y el Camino de la Lengua
Castellana son dos grandes itinerarios culturales que
atraviesan Salamanca y en las que el viajero encontrará
interesantes villas históricas y bellos parajes naturales, así
como una gastronomía regional de reconocido prestigio.
Caminar por las calles de
Salamanca es encontrarse a cada momento con monumentos
cargados de historia y sabiduría, torres medievales al lado de
fachadas platerescas, y retablos barrocos rodeados de
edificios modernistas. Una ciudad con un espíritu dinámico y
abierto, fruto de su emplazamiento en la
Vía de la Plata
y su historia universitaria.
El eje que va desde la iglesia de San
Marcos –original muestra románica por su planta circular-
hasta el puente romano que cruza el río Tormes, nos llevará a
los puntos emblemáticos de la ciudad.
Ciudad Patrimonio
Desde San Marcos, por la calle Zamora,
se llega a una de las joyas de Salamanca, su
Plaza Mayor,
una de las más importantes de España. Porticada y de estilo
barroco churrigueresco, destaca en su factura el Pabellón
Real, adornado con un busto de Felipe V. Cuenta con numerosos
medallones, algunos de personalidades relacionadas con la
historia de la ciudad como Fray Luis de León y Unamuno,
escritores y profesores de la Universidad. Entre los más de
ochenta arcos de la plaza surge el
Ayuntamiento,
en el mismo estilo del entorno. En los mesones que aquí se
encuentran, puede el visitante probar alguna de las
especialidades salmantinas.
Camino de la
Casa de las Conchas,
cuya fachada renacentista cuenta con más de 300 conchas de
Santiago (símbolo de la orden que protegía la ruta de
peregrinación hasta la ciudad santa de Santiago de
Compostela), se recorre la Rúa Mayor. En esta calle se dan
cita importantes palacios renacentistas (s. XVI): de la
Salina, de Orellana y de Anaya; y cerca, la Clerecía, de
concepción barroca y actual sede de la Universidad Pontificia.
A un paso queda la
Universidad.
Fundada por Alfonso X el Sabio en 1254, es una de las más
antiguas de España. Los trabajos de la construcción actual
comenzaron en el siglo XV en estilo gótico, pero se terminó la
fachada principal en estilo plateresco. En ella se observa un
medallón con la efigie de los Reyes Católicos y el escudo del
Emperador Carlos V. La tradición manda encontrar la figura de
una rana sobre una calavera para asegurarse buenas
calificaciones académicas. Un edificio anexo alberga a las
Escuelas Menores.

En la misma plaza de Anaya, en la que se
alzan el palacio del mismo nombre y la Universidad, se
encuentra también la
Catedral Nueva.
Y unida a ella, creando un conjunto de gran belleza y
equilibrio, la Vieja. Está última empezó a construirse en el
siglo XII, y alterna elementos románicos y góticos. En su
exterior, la característica más relevante es la Torre del
Gallo, un cimborrio gallonado sobre doble tambor de
influencias bizantinas. Desde su claustro se pasa a la capilla
de Santa Bárbara. Aquí, los aspirantes a doctor universitario
pasaban la vigilia del examen; si aprobaban tocaban las
campanas, si no, salían por la puerta de los Carros. La planta
de la Catedral
Vieja se vio alterada cuando se unió la Nueva.
Mandada construir por Fernando el Católico, la Catedral Nueva
es de estilo gótico tardío con decoración renacentista,
mientras que la torre fue levantada por los hermanos
Churriguera, máximos exponentes del Barroco español.
Desde aquí, camino al puente romano que
cruza el río Tormes, se pasa por la Casa Lis. Esta estructura
modernista de hierro, cerámica y vidrio alberga en su interior
el Museo de Art
Nouveau y Art Decó, con más de 1.600 piezas de
artes decorativas de los siglos XIX y XX.
Desde el otro lado del río se tiene una
de las mejores panorámicas de la ciudad. Es precisamente en
esta orilla del Tormes donde se ubica el
Parador de Turismo
de la ciudad. Se trata de un edificio moderno que posee todas
las comodidades que ofrece un hotel de cuatro estrellas, y
excelentes vistas de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Su restaurante nos brinda la posibilidad de aproximarnos a la
cocina salmantina.
Si hemos degustado alguna ración en los mesones del casco
viejo, es hora ya de paladear guisos más elaborados. Asados de
cochinillo y cabrito pueden seguir a hornazos (un tipo de
empanada) y farinatos (embutidos elaborados con miga de pan,
grasa de cerdo y especies). Los dulces provienen de recetas
árabes, hebreas y conventuales. Mazapanes (con azúcar y
almendra) del Monasterio de Santa María de Dueñas, almendras
garrapiñadas (envueltas en caramelo) de Alba de Tormes, o el
bollo maimón (mazapán de masa esponjosa) son algunos de ellos.
Salamanca al completo
Salamanca cuenta, además, con
importantes iglesias y conventos, que nos hablan de una época
en la que todos los profesores de la Universidad eran
religiosos. Cerca de las catedrales se encuentra la Plaza del
Concilio de Trento, en la que se yerguen dos importantes
construcciones religiosas: el
Convento de San Esteban
y el de las Dueñas. San Esteban posee una fachada labrada,
como si de un inmenso retablo se tratara; mientras que, en su
interior, conserva un retablo de Churriguera y pinturas de
Claudio Coello. Por su parte, el
Convento de las Dueñas
combina vestigios góticos, mudéjares y platerescos, ya que su
fundadora lo edificó sobre su propio palacio
La provincia de Salamanca nos ofrece la
posibilidad de recorrerla siguiendo interesantes rutas. Una de
ellas es la de
Vía
de la Plata, calzada romana que unía Sevilla y
Astorga, y que más tarde fue usada por los peregrinos para
llegar a Santiago de Compostela. Siguiendo este camino por
Salamanca podemos visitar Alba de Tormes, Guijuelo y Béjar.
Iglesias románico-mudéjares, secaderos de jamón con
Denominación de Origen y construcciones medievales son,
respectivamente, algunos de los encantos de la zona.
En la comarca de la
Sierra de Francia
tenemos otras visitas imprescindibles, como La Alberca,
población declarada Monumento Histórico Nacional, y Miranda
del Castañar, conjunto histórico artístico; y entre los
parajes naturales, la Peña de Francia y el Valle de las
Batuecas.
El llamado
Campo Charro
nos acerca a Ciudad Rodrigo, uno de los lugares con mayor
historia de Salamanca, y a la Sierra de Gata. Por su parte, el
río Tormes nos mostrará las villas históricas que han crecido
en sus riberas, como Almenara de Tormes, Ledesma o San Felices
de los Gallegos.
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