La costa barcelonesa del Maresme cuenta entre sus localidades turísticas con San Pol de Mar. El caserío blanco de este enclave marinero se escalona a orillas del mar Mediterráneo y a los pies de la iglesia de Sant Pau.

Su antiguo monasterio benedictino dio origen a esta población y le otorga su actual denominación. En sus amplias playas se puede disfrutar de las excelentes temperaturas de la costa catalana, de la práctica de multitud de deportes náuticos y de la deliciosa gastronomía regional, basada en pescados frescos y productos de la huerta. Antiguas casas de pescadores se sitúan junto a Sant Pau, iglesia del siglo XI aunque algunas secciones datan del VI y del X. Al estilo gótico tardío corresponde la iglesia parroquial de Sant Jaume, (s. XVI). Una antigua torre defensiva se ha convertido en campanario, mientras que en su interior se conserva una talla barroca de Martínez Montañés. A este repertorio arquitectónico hay que añadir la estética modernista de la Escuela Pública y el Can Planiol, de traza ecléctica. En los alrededores de San Pol de Mar cabe destacar la presencia de restos arqueológicos como el poblado íbero-romano de El Farell o la Torre Martina.

Mataró cuenta con un histórico pasado que se remonta a la época romana. Su importante puerto deportivo y su playa son algunos de los atractivos turísticos que ofrece esta bella localidad costera.

Pujante enclave industrial, comercial y turístico de la Costa del Maresme, Mataró conserva en su memoria una larga historia que se remonta a la plaza romana de Lluro, como se puede apreciar en el recinto arqueológico de Torre Llauder, con vestigios de una típica villa de los siglos I-III d. C. Pero en su trayectoria han quedado registrados otros hitos, como fue la construcción en 1848 de la primera línea ferroviaria de la Península Ibérica, que unía Barcelona y Mataró. El antiguo núcleo urbano se encuentra delimitado por el recinto amurallado del siglo XVI. En su centro se alza la basílica de Santa María, del siglo XV, con fachada medievalista y neorrománica añadida en el siglo XIX.

En la actualidad, la Riera y la Rambla constituyen las principales arterias comerciales de la ciudad. En ellas se elevan ilustres edificios como el del Ayuntamiento, del siglo XVII aunque con añadidos arquitectónicos posteriores. En la plaza de Santa Anna, que sirve de nexo de unión entre ambas calles, se puede visitar la iglesia homónima, construida en estilo barroco. Otras citas de interés son la Casa de les Caputxines, del siglo XVIII, y el Museo Comarcal del Maresme, instalado en un edificio de estilo renacentista.

El Modernismo ha dejado en Mataró su particular huella gracias a la obra legada por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch, oriundo de la ciudad. A él pertenece la Casa Coll i Regàs, uno de los símbolos de la urbe.

La capital del Maresme es una ciudad que mira hacia el mar, junto al cual se localizan otros atractivos turísticos locales. Su amplio paseo marítimo discurre paralelo a la playa, dotada con excelentes servicios para disfrutar del baño y de los deportes náuticos durante la época estival.

La larga tradición marinera de Mataró queda reflejada en su activo puerto deportivo, considerado el más importante de la comarca. En él se localizan abundantes comercios y restaurantes que lo convierten en un destacado centro comercial y de ocio.