Quien quiera ver en Vigo solamente una ciudad
industrial con una bonita ría, buenas playas, bellos alrededores y
mucha marcha, verá solo eso... y se perderá ese Vigo que expresa de
una forma difícil de encontrar en Galicia, la
síntesis de paisajes y huellas de la historia de este país. Este
otro Vigo, contradictorio y agredido por una expansión urbana poco
respetuosa con su pasado, está para el viajero inquieto, curioso,
atento a los detalles perdidos más allá de los lugares tópicos y
habituales de O Castro, A Guía, O Berbés, A Pedra, del marisco y
Samil... Es el Vigo producto de la ocupación humana, a través de los
siglos, de un singular, diverso y rico territorio en el que se
conjugan -dentro del mismo término municipal- paisajes de montaña,
paisaje rural y marinero, ciudad histórica, expansión urbana
decimonónica y el resultado del caótico crecimiento después de los
años 60 de este siglo. Y todo el paisaje, con el protagonismo de la
ría, de su puerto, de sus playas y acantilados, de las islas Cíes.
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El resultado de la ocupación y adaptación de la
población a estas condiciones, dejó en el territorio múltiples
huellas de la historia de Galicia. Para el viajero inquieto y
rebuscón, Vigo da la oportunidad de saber, sin moverse del término
municipal, cuales son las manifestaciones materiales del pasado del
noroeste peninsular. |
El tópico derivado de la fuerte pujanza
industrial y comercial de la ciudad y de su rápido crecimiento
urbano es que Vigo carece de historia y monumentos. Sin embargo, una
atenta mirada y un conocimiento mínimo de su acontecer histórico y
social arroja un resultado muy diferente. Carente el municipio de lo
que comunmente denominamos grandes monumentos, posee valiosas
referencias materiales de las formas de vida del pasado, con la
particularidad de que se conservan elementos de prácticamente todas
las épocas, desde la prehistoria, representada en los dólmenes,
petroglifos y castros
que todavía se conservan, hasta la historia antigua, en los restos
de villas romanas, la etapa medieval con ejemplos representativos
del románico rural de Galicia, el renacimiento en la Casa de Ceta,
el barroco en sus Pazos, en algunas casas del barrio histórico, en
las iglesias distribuidas por todo el periurbano vigués; la
arquitectura decimonónica en bellos edificios de cantería y
refinados elementos decorativos tallados en el granito de las que
fueron abundantes canteras próximas. Conserva además Vigo una
representación dispersa pero abundante de la cultura tradicional de
Galicia, patente en los 1.700 hórreos
catalogados en el término municipal, 230 molinos de agua, 27
cruceiros, 9 petos de ánimas, o sus innumerables fuentes
tradicionales. El visitante curioso y atento de esta ciudad, podrá
así, con mirada atenta, contemplar a la vez el sabor de la ciudad antigua
en el "casco vello", el singular trabajo en el granito de su arquitectura
civil en los edificios de las calles céntricas -Policarpo Sanz,
Alameda, Porta do Sol, Colón, Urzaiz... que nos acercan al estilo
modernista y regionalista de los arquitectos de finales del XIX y
principios del siglo XX y, a pocos centenares de metros, adentrarse
en sus parroquias a caballo entre lo urbano y lo rural, donde
conviven las modernas edificaciones y chalets, las nuevas viviendas
unifamiliares de dudoso gusto, la vivienda tradicional más o menos
reformada pero en la que se conserva el viejo hórreo, el "alpendre"
o el palomar en una caótica pero apasionante mezcla del paisaje
rural, marinero y urbano.
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El archipiélago de las islas Cíes
está formado por tres islas principales: la isla del Norte o de Monte
Agudo, la isla del Monte Faro, o Centro y la isla Sur o San Martiño, y
otros pequeños islotes. La superficie total del parque natural protegido
es de más de 3000 ha de las que más de 400 corresponden al área
emergida.
Las islas Centro y Norte (del Faro y
Monte Agudo) están unidas entre sí por una lengua de arena y una laguna
natural llamada lago de los niños. Estas dos islas son las únicas que
están comunicadas con Vigo mediante un servicio de línea regular de
barcos de pasaje que funciona de junio a septiembre y en Semana Santa.
Este archipiélago, que se encuentra
situado en la boca de la Ría de Vigo a 15 kilómetros de la ciudad, ha
sido declarado Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las islas
Atlánticas de Galicia en el año 2002.
Las Cíes se ganaron el apelativo de
"islas de los dioses" desde la antigüedad. Y no debería extrañar que
cautivasen a todos aquellos que las visitaban. Un clima cálido y una
escasa precipitación anual (aproximadamente la mitad que en Vigo ciudad)
las convierten en un paraíso de la vertiente atlántica.
Las islas no están habitadas por lo que
conservan su belleza natural. Puede hacer senderismo por las rutas
señaladas por sus bosques y montes con visitas a observatorios
ornitológicos, faros marítimos, restos arqueológicos, miradores de
belleza indescriptible y nueve playas de finísima y blanca arena con
aguas cristalinas, una de ellas reservada para el nudismo, y otras
tantas calas perdidas.
Cómo
llegar a las islas Cíes
Para ir a las islas Cíes debe coger un
barco en la Estación Marítima de Vigo. Salen barcos periódicamente todos
los días de la semana de junio hasta el 14 de septiembre, además de
Semana Santa. Existe un camping de 800 plazas para el que puede reservar
plaza en la Estación Marítima. |
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