Fantásticas y maravillosas
leyendas e historias hemos oído de esta fascinante ciudad, a la que
conducía uno de los más largos e interesantes caminos de la Edad Media;
el Camino de Santiago, declarado Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO.
Llegamos a la ciudad con una lluvia suave para la que no fue necesario
usar el paraguas, y al medio día nos encontramos con un sol espléndido
en la plaza del Obradoiro, corazón impresionante de la
ciudad, aglomerada con miles de turistas y personas del lugar. Con
grandilocuencia hispana se trata todo lo relativo al apóstol.
Todo nos impresiona, la gran belleza de un casco antiguo que cubre casi
toda la ciudad, la encantadora atmósfera gallega, la deliciosa
gastronomía y los ligeros vinos que abundan en las tabernas de sus
estrechas y fascinantes callejuelas, la atmósfera universitaria que
tanta vida da a la ciudad durante el día y la noche. Santiago es una
piedra preciosa de España, la que corona un camino maravilloso que
durante siglos peregrinos y aventureros hicieron a pie.
La Plaza del Obradoiro
Se ha dicho que Obradoiro significa
"obra de oro". Sea cierto o no, brillante y precioso es el
resultado. Esta plaza, de una belleza excepcional, es el corazón del
museo que es la ciudad de Santiago. A la misma, en una sobrecogedora
armonía, quizás por "el milagro de la lluvia que lo unifica todo" como
dijera Torrente Ballester, dan monumentos de un muy variado estilo:
La Catedral, cuya construcción se inició en
la época de mayor esplendor de Santiago, en 1075. Comenzamos en la
Capilla del Salvador, de influencia prerománica destacada en
su planta rectangular al exterior.
Su segunda etapa de construcción comienza tras el matrimonio de Doña
Urraca con Raimundo de Borgoña, lo que imprimiría al templo
un clara influencia del románico francés desembocando en un estilo
propio; el románico compostelano. De esta época es la fachada del
Obradoiro, aunque posteriormente, respetando su estructura románica se
le añadieron los elementos barrocos decorativos que hoy se aprecian
sobre todo en La Torre de las Campanas y la Torre de
la Carraca.
Por la Puerta del Obradoiro se entra a la llamada "Catedral Vieja",
que es en realidad la Cripta, iglesia románica con planta de cruz latina
que introdujo en su construcción la primeras bóvedas de crucería que
hasta entonces hubo en España.
El Pórtico de la Gloria constituye un conjunto escultórico
románico tan excepcional que se le ha considerado "el más acabado
monumento iconográfico medieval".
El Palacio de Gelmírez, como contrapunto al
claustro de la Catedral es uno de los más brillantes ejemplos del
románico civil en España. Fue construido tras las revueltas que
arruinaron el antiguo palacio arzobispal. Destacan sus bóvedas de
crucería que cubren un amplísimo espacio sin más soporte central que el
del Arco de Palacio. En ellas destaca la fantástica elaboración
del granito en nervaduras y detalles, como es el cabello de las figuras,
de un finísimo esculpido.
El Hospital Real, erigido por los Reyes
Católicos en 1492 para acoger peregrinos y enfermos, constituye una
brillante combinación de estilo plateresco y renacentista. Hoy es sede
del Parador de Turismo.
El Palacio de Rajoy, este enorme y elegante
edificio neoclásico frente a la Catedral, levantado en el s. XVIII para
seminario de confesores, da aún mayor grandiosidad a la plaza.
Actualmente alberga la Presidencia de la Xunta de Galicia y el
Ayuntamiento Compostelano.
El Colegio de San Jerónimo Fundado por Alfonso III de Fonseca en
el s. XV con portada románica, estilo que aun pervivía en Galicia en
este siglo.
El Colegio de Fonseca, a espaldas del
anterior, fue fundado también por Alfonso III de Fonseca para estudios
de Teología. La portada es renacentista con columnas jónicas, en la
Sala de Grados hay un admirable artesonado mudéjar y su
bellísimo patio combina de forma brillante diversos estilos artísticos.
Este edificio aloja la Biblioteca de la Universidad y el valiosísimo
manuscrito mozárabe de Fernando I, Libro de Horas, del s. XI.
La Plaza de las
Platerías
Se llama así por los numerosos comercios
de plateros que existen bajo las arcadas de la planta baja del Claustro
de la Catedral. A ella dan:
La portada gótica de la Catedral, con una escalinata del s. XVIII.
Es la única de las primitivas fachadas románicas del templo. Destacan
las figuras arquitectónicas de esmeradísima elaboración como el Rey
David en el centro del friso.
La Fuente de los Caballos, en su centro, obra de J. Pernas en
1825.
La Casa del Cabildo, fachada trazada por Fernández Sarela en 1758
para adornar la plaza, con su típico estilo de placas (barroco gallego).
La Casa de los Canónigos o la Conga, palacio porticado
diseñado por Andrade en 1709, separando la plaza de las Platerías de la
de Quintana.
La Plaza de la Quintana
Una gran escalinata divide la
"Quintana de los Muertos", abajo, de la "Quintana de Vivos",
arriba. A ella dan el Pórtico Real, donde se sitúa la popular
"Berenguela" o Torre del Reloj, que aunque fue iniciada en el
1316 fue renovada en el s. XVII, constituyendo una excepcional torre
barroca y la Puerta del Perdón que sólo se abre cuando la
festividad del Apóstol cae en Año Santo.
El Monasterio de San Pelayo de Antealtares
con su severo muro de granito, contrasta con las anteriores. Es uno de
los más antiguos monasterios de la ciudad, fue fundado en el s. XI por
Alfonso II para custodiar la tumba del Apóstol cuando fue descubierta.
Su inmensa fachada tal como actualmente la vemos se debe a los s. XVII y
XVIII. Destaca el bello enrejado de sus ventanas, las portadas del s.
XVII, su cúpula y el museo de Arte Sacro del monasterio, que exhibe
entre sus piezas el ara marmórea del altar del Apóstol.
La barroca Casa de la Parra, con sus plantas
trepadoras, adornos frutales, gárgolas y chimenea, constituye un
bellísimo broche que cierra la plaza.
La Plaza de la Azabachería
Debe este popular nombre al gremio de
los azabacheros que tanta fama dieron a la artesanía compostelana. Aquí
se halló la original puerta románica, llamada Puerta del Paraíso,
principal entrada de los peregrinos, donde se desprendían de sus ropas a
los pies de la "Cruz d'os Farrapos", que tomaría su nombre de los
harapos que allí dejaran los peregrinos. Hoy ha sido sustituida por la
fachada neoclásica de Ventura Rodríguez.
El Monasterio de San Martín Pinario, el más monumental de
Santiago, procede del oratorio que en el año 912 el obispo Sisnado
dedicó a San Martín. En 1102 el obispo Gelmírez consagró la iglesia,
llegando a ser un gran centro religioso y su culto llegó a rivalizar con
la Catedral. El edificio románico desapareció, al iniciarse en el s. XVI
la construcción del actual convento. Su iglesia representa como ninguna
el barroco compostelano, resaltando en su interior el Retablo Mayor de
exuberante riqueza barroca.
Cercano al impresionante muro occidental del anterior se encuentra el
Convento de San Francisco, que rememora la peregrinación de San
Francisco de Asis a Compostela en 1213-1215. Según la leyenda San
Francisco recibió una revelación divina por la que se le encargaba que
erigiera un monasterio en "Val de Dios", terreno propiedad de San
Martín Pinario. El citado monasterio cedió el terreno a cambio de la
entrega anual de un cestillo de peces, (solemne ceremonia que perduró
hasta fines del s. XVIII, en que los monjes de un monasterio solían
entregar el citado tributo a los del otro monasterio). La financiación
de tal proyecto debiera de hacerse con un tesoro que encontraría
Cotolay en una fuente. Y así sucedió, Cotolay encontró el tesoro
levantandose un edificio gótico del que hoy sólo
quedan cinco arcos en el patio de la sala capitular. El convento actual
y sus dos claustros son del s. XVII y la Iglesia del XVIII.
La Estatua de San Francisco frente a la Iglesia fue realizada en
conmemoración al séptimo centenario franciscano en 1930. Actualmente el
monasterio alberga un interesantísimo Museo de Tierra Santa.
Por los alrededores de la Universidad
Uno de los más bellos itinerarios de la
ciudad es el que discurre por la Rúa del Villar y la Rúa Nueva, llenos
de gente o con la poética atmósfera que da la lluvia en Santiago.
En la Rúa del Villar encontraremos bellísimas palacios
como la barroca Casa del Deán, que nos lleva
por esta sugestiva calle de soportales al Palacio de Monroy,
renacentista y al Palacio de los Marqueses de Bendana, con su
fachada neoclásica y portada barroca. Está rematada con un escudo y un
atlas que sostiene el mundo, que según cuenta la leyenda, lo dejará caer
cuando se cumplan una serie de acontecimientos (no se preocupen, pues es
difícil que todo ello ocurra al mismo tiempo).
A sus espaldas, pasando por la más estrecha calle de Santiago; la de
Entrerúas, llegamos a la Rúa Nueva, (no tan nueva, pues
así se llama desde el s. XII), donde se alza la torre barroca de la
Iglesia de Santa María Salomé, templo románico que conserva su
portada del s. XII. Y desde allí llegaremos al Palacio de Ramirans,
el de los Condes de Gimonde y la Casa de las Pomas, con
sus pilastras de adornos frutales. A continuación llegaremos al
Teatro Principal y el Palacio de Mondragón de bellísima
sobriedad neoclásica.
Como contrapunto están la Rúa de la Reina y la Rúa
del Franco, que junto con la del Villar hasta la Puerta
Faxeiras, componen un divertido conjunto con la mayor
concentración de bares, locales, restaurantes y alojamientos de la
ciudad. Este escenario ofrece lo más animado de esta viva y atractiva
ciudad.
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