A este mismo periodo histórico (s. XVI)
pertenece el Castillo Trinitat, edificado sobre la
punta de la Poncella. Su planta conserva la forma de estrella de cinco
picos utilizada en la época en este tipo de construcciones militares. A
sus pies se alza el faro de Roses, uno de los muchos
que menudean el accidentado perfil de la Costa Brava.
Casco urbano de Roses
En su casco urbano también es interesante
visitar la iglesia parroquial de Santa María y la Casa Mallol.
Esta última remite a la estética modernista, como se puede constatar en
su fachada principal. En su interior conserva techos ornamentales,
elementos de forja y vidrieras de artesanos locales.
Calas de aguas transparentes entre
acantilados y grandes arenales con todo tipo de comodidades o en estado
semi salvaje se extienden a lo largo del litoral de Roses. Algunas de
sus playas han sido distinguidas con el símbolo de Bandera Azul,
lo que acredita la calidad de su entorno. Y en estos puntos estratégicos
se han situado urbanizaciones de lujo como El Salatar, Santa Margarida o
Puig-Rom. Precisamente en esta última se puede visitar
un castro visigótico del siglo VII.
Restaurantes, bares de copas y terrazas
se instalan en los lugares más bellos de la costa para disfrutar de
espléndidas panorámicas, mientras se degusta la cocina
gerundense. La ensalada de bacalao (esquixada), las verduras al
horno (escalivada) o el xató (escarola con anchoas y bacalao) son
algunos de los entrantes. La combinación de mar y montaña llega también
a los fogones en forma de pollo con langosta o conejo con caracoles.
Pescados y mariscos a la parrilla, guisados o con arroz componen otras
sabrosas recetas. Entre los postres destaca la crema catalana (especie
de natillas con azúcar caramelizada) y el requesón con miel (mel i
mató). Los mejores vinos para este menú son los pertenecientes a la
Denominación de Origen Ampurdán-Costa Brava.
Espacios naturales y
submarinismo
A las diferentes actividades de ocio que
proporcionan su litoral y su puerto deportivo se suman otros deportes de
aventura practicables en la cercana sierra de Rodes o en los parques
naturales de Aiguamolls de l´Empordà y Cap de
Creus. La riqueza paisajística de esta región permite admirar
las últimas estribaciones del Pirineo gerundense, acantilados que se
hunden en el Mediterráneo y las lagunas y avifauna de uno de los mayores
humedales de Cataluña.
La riqueza submarina de la Costa Brava es
otro de los atractivos turísticos. Barcos de visión subacuática, buceo o
inmersión son excelentes oportunidades para conocer la gran cantidad de
especies animales y vegetales que habitan en estos fondos.
Desde Roses se puede recorrer buena parte
de la provincia de Girona y acercarse a localidades tan pintorescas como
Cadaqués o Port de la Selva. Empuries conserva importantes hallazgos
griegos, mientras que, hacia el interior, en Figueres habrá que visitar
el Teatro-Museo de Dalí, maestro del surrealismo. Al
borde de un acantilado sobre el Mediterráneo se sitúa el Parador
de Turismo de Aiguablava, un excelente hotel de cuatro
estrellas en el que el visitante podrá descansar durante su tiempo de
ocio. El pueblo medieval de Pals, declarado conjunto
histórico-artístico, y Girona, con su recinto amurallado
llamado la Força Vella, son otras de las muchas posibilidades que ofrece
esta región catalana.